30 de octubre de 2011

3. Realidad laboral

Ya lo he apuntado, pero creo que merece la pena detenernos un poco en la realidad del mundo laboral.

Es cierto que los tiempos no acompañan, pero aún así, esta realidad existía antes de esta crisis. La realidad no es otra que la precariedad. Los contratos temporales es la vía elegida por los empresarios para el funcionamientos de sus negocios, ya sea con una contratación directa, a través de ETT o contratando a "autónomos". Los porqués son diversos, pero básicamente se asientan en una finalidad, control del gasto. Da igual que tengan que cambiar de trabajadores cada equis tiempo, aunque ya estuvieran formados, habituados a la empresa, aunque fueran más que sobresalientes es sus respectivas funciones. Todo eso se deja atrás, el propio progreso de la empresa se deja atrás. La inversión en formación realizada (sea por trabajos más o menos cualificados, todo trabajador en sus primeros días no son productivos, y por tanto se está invirtiendo en ellos), se deja atrás. En definitiva, se estanca el propio progreso de la empresa por el simple hecho de tener vigilado, estudiado, y analizados los gastos de la empresa. Cosa que es reprochable, y no. El sistema se lo permite, y los ingresos son los ingresos, y los gastos los gastos, el balance... mi sobrina de 4 años sabe que si tiene para dos caramelos no puede coger tres (ay! políticos....)

Por tanto, ante la tesitura de poder tener asegurado unos ingresos respecto a los gastos, u otorgar la estabilidad laboral de un trabajador con una probabilidad, no sé en qué porcentaje, de tener que despedirlo cuando las cosas no vayan bien, o más bien, vayan mal, y que además le genere un gasto enorme el tener que despedirlo, opta por el camino seguro, el camino de la previsión de ingresos y gastos en su correcta medida. Me parece lógico.

Antes que nada, dejar claro mi posición en este mundo laboral, ¿que soy? ¿quién soy?. No soy empresario, ni hijo, ni padre de empresario. Soy Licenciado, parado (por supuesto 1 trabajador de cada 5 lo es), y trabajador por cuenta ajena desde los 16 años (sí, estudiando y trabajando, ah! y en Andalucía... no todos estamos en el bar con el PER Sr. Durán).
Por supuesto, he trabajado sin contrato, y con contrato, bueno, contratos, todos ellos temporales (cierto es que mi objetivo eran mis estudios, no la búsqueda de un contrato indefinido), directamente con empresas, o a través de ETT. Mi vida laboral me la mandan en sobres tamaño folio, son 12 páginas si no me equivoco. Por tanto, ante acusaciones infundadas u ofensivas peyorativas, soy un currante, y lo que digo es por lo que veo, y a donde quiero llegar, es por lo que entiendo que debe ser.

Continuando con la realidad precaria de los contratos temporales. Creo que es entendible por todo el mundo la postura de los empresarios, más si hay que sumarle a los trabajadores poco honrados que se benefician de la seguridad del contrato indefinido que tanto ha costado conseguir durante decenas de años a la sociedad. Algo a lo que también habría "meterle mano", ya que no podemos simplemente solicitar derechos, las obligaciones existen, y ante poca honradez... medidas. Insisto también que en ambos lados de la confrontación hay personas, por tanto trabajadores poco honrados, y empresarios poco honrados, los cuales se aprovechan de la libertad del despido ante situaciones discriminatorias y merecedoras de correctores por supuesto (embarazo de una mujer por ejemplo).

Pero en definitiva, esta es la realidad. Precariedad. Tanto laboral, como funcional para el empresario. No aprovecha a los buenos trabajadores, no aprovecha lo invertido y vuelven a empezar. Todo para cuadrar sus ingresos con sus gastos, tener previsión.

Por tanto, primera idea. Previsión. Con esta premisa hay que comenzar con El Contrato Único.

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